jueves, 18 de diciembre de 2014

Salidas camperas: mes de pocas salidas.

Como ya dije en la anterior entrada, durante el mes de noviembre estuve muy ocupado con asuntos personales y no pude salir mucho. Durante las primeras semanas de diciembre la situación solo ha cambiando ligeramente. Eso sí, me he permitido la licencia de salir un ratillo algún día, lo cual venía muy bien para "despejar la mente".



La primera salida que realicé fue durante el Puente de Todos los Santos, cuando vinieron unos amigos a pasar la mañana por aquí. A estas personas les encantan las grullas, y mi plan inicial era llevarles a ver el paso migratorio. Para mi desgracia, ya habían estado pasando en días anteriores y no tenía mucha esperanza de verlas. Por ello, preferí ir a la ribera del río Torote, junto a la ermita de la Virgen del Espino, lugar que no suele decepcionar. El día empezó con un buitre negro que había pasado la noche en los extensos campos de cereales. Justo al otro lado, y cerca de la ermita, nos encontrábamos con un grupo de avutardas, dándonos la bienvenida.
Tras ello, bajamos al bosque de ribera, donde es más fácil ver especies como el mosquitero común, herrerillo común, carbonero común, o pico picapinos. Además, pasan volando diferentes rapaces, especialmente aguiluchos laguneros occidentales, pero también milanos reales o cernícalo vulgar.
Estabas observando a estas aves cuando en la lejanía alzó el vuelo el buitre negro que habíamos visto anteriormente. Para nuestra sorpresas, lo seguía otro ejemplar. Éstos se estaban elevando en una corriente térmica cuando alguien daba la voz de alarma: el característico trompeteo de las grullas llegaba hasta nosotros. Un grupo, de unas 60 grullas, hacía las delicias de mis acompañantes.
La mañana se nos hizo realmente corta, pero fue muy agradecida por las observaciones logradas.

En la siguiente salida también tuve poco tiempo, aunque pude observar buitres leonados y negros, milanos reales y ratoneros comunes luchando contra el viento. También posaba muy agradecido un juvenil de tarabilla común. 

Tarabilla común.

En realidad iba a ver el terreno por el que tenían querencia las avutardas, en un momento en el que sabía que no estaban, Así, vi que este año habían cultivado colza, principal motivo de su presencia. Desde la lejanía, tras una pequeña arboleda, vi que se estaban aproximado a esa parcela poco a poco, por lo que mejor dejarlas tranquilas. Esa misma tarde, un grupo de más de 30 ejemplares, se encontraba por allí.

Avutardas en la lejanía.


En días posteriores, finalizada mi obligación a corto plazo, pude salir algo más al campo, observando a mi primer escribano palustre de la temporada, bandos más numerosos de avefrías y de avutardas,  revoloteando por los terrenos encontramos bisbitas pratenses, alondras comúnes y lavanderas blancas, algún que otro escribano montesino se encuentra en los matorrales y los milanos reales salen de su dormidero en las frías mañanas.

Avutardas.
Lavandera blanca.

Como dije también en la entrada anterior, el paso de las grullas se ha alargado mucho durante este paso migratorio. Incluso a principios de diciembre todavía veía este grupito, que a la postre ha sido el que mejor se ha dejado fotografíar. Casi siempre los veo en la distancia.


Grullas comunes.

Considero que conozco bien una parte importante de la ZEPA nº 139, aunque todavía me queda muchísimo por recorrer y por saber sobre sus hábitats y habitantes. De esta forma, he decidido salirme de vez en cuando de mis zonas habituales e ir explorando otras nuevas. Este mes me he decidido por un lugar situado entre dos carreteras rápidas, una autopista y una base aérea, así que como comprenderéis no me atraía mucho ni esperaba gran cosa de ella. Me equivocaba, ya que fue curioso ver a las avutardas junto a los polígonos industriales, a los grandes bandos de paseriformes situarse cerca de la autopista, y a rapaces como el milano real o los aguiluchos lagunero y pálido sobrevolar las carreteras rápidas, además de bandos de gaviotas sombrías dirigirse hacia Alcalá de Henares.



Realmente fue de mucho gusto esta salida, más tranquila de lo que pensaba teniendo en cuenta el lugar. Es cierto que se escuchaban sirenas procedentes de la autopista, a los cazas y a los helicópteros de la base aérea de vez en cuando. Sin ser el lugar más tranquilo ni aislado de toda la ZEPA, no me decepcionó ni mucho menos, y debo volver para seguir explorando.
Si supieran los habitantes de la zona metropolitana de Madrid lo que tienen tan cerca de sus casa...





2 comentarios:

  1. Muy buena la segunda foto de las avutardas. La verdad es que es interesante el sitio ese de Alcalá de Henares, como bien dices uno no esperaría encontrarse mucho. Un abrazo!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias. A mí me pareció bastante interesante, y muy fácil para el paseante que quiera enseñar a sus hijos las maravillas de la ZEPA nº 139.

      Eliminar