miércoles, 31 de diciembre de 2014

Avistamientos desde la ventana: pajarillos y feliz Año Nuevo a todos.

Esta entrada va a estar dedicada a dos especies de pajarillos que allá por octubre fueron una novedad, pero que no ha sido hasta este mes cuando he conseguido fotografiarlos medianamente bien.
El primero de ellos es el reyezuelo listado, una especie que desde mi punto de vista no es nada fácil de ver por el entorno de la ZEPA nº 139, ni siquiera en los bosques de ribera más importantes. Anteriormente sólo lo había visto en un encinar, siendo la segunda desde mi casa. Fue a partir del día 10 de octubre de este año que finaliza, al menos dos ejemplares que se escuchaban por el parque, y que de vez en cuando se dejaban ver en un pino piñonero o en los tarajes. Ave inquieta donde las haya, no ha sido hasta este mes cuando he conseguido tomar algunas fotografías testimoniales de las mismas. Parece que ambos van a pasar el invierno por los parques del pueblo, siendo éste parte de su territorio.


Reyezuelo listado.

La otra especie era la lavandera cascadeña. En este caso es bastante más frecuente en los arroyos y ríos que surcan la ZEPA nº 139. En octubre veía al primer ejemplar desde mi casa, en vuelo y con dudas. En noviembre aparecía otra, en esta ocasión posada en un terreno adyacente a mi casa, aunque no me dio tiempo a coger la cámara. 
Por suerte, otro ejemplar  pasaba una mañana en el parque, comiendo junto a los gorriones comunes. Al principio se dejaba ver más lejos, pero poco a poco se fue acercando dejándose fotografiar.
Como curiosidad, durante este mes de diciembre tardé mucho más en ver a su prima la lavandera blanca.

Lavandera cascadeña.

En relación a ello, paulatinamente el número de especies que se dejan ver por aquí durante los inviernos va en aumento. Si en la temporada 2012/13 normalmente era caza de ver al petirrojo, a la lavandera blanca y al mosquitero común, ya en 2013/14 se veía también a la curruca capirotada y al estornino pinto (en este caso seguramente antes no repararía tanto en ellos). Durante esta temporada de invierno, he seguido observando a estas 5 especies enumeradas, y quién sabe que se habrán sumado lavandera cascadeña y reyezuelo listado para el año que viene.
Pero hay otras especies que son más frecuentes en los meses fríos, como es el caso de las avefrías europeas, cuyos numerosos grupos se ven sobrevolando los campos de cereales o surcando nuestros cielos. Los mimo ocurre con el aguilucho pálido y con los milanos reales.
Sin embargo, hay una especie que parece que se está haciendo un hueco como invernante emblemática de la Comunidad de Madrid (a mi parecer), ya que los embalses y vertederos de la comunidad acogen a una de sus mayores poblaciones del interior peninsular durante estos meses. Se trata de la gaviota sombría, a la cual ya he observado en varias ocasiones, dirigiéndose hacia el noroeste.

Gaviotas sombrías.

Enlazando con la entrada del mes de noviembre, en la cual hablaba de dos protagonistas, la grulla común y la avutarda común, mencionar que las primeras han seguido con su paso migratorio hacia sus cuarteles invernales en las diferentes comunidades al sur de Madrid (Castilla-La Mancha, Andalucía y Extremadura). Claramente el paso ya es menos intenso, habiendo visto unos pocos centenares durante este mes, las últimas el 29 de diciembre.

En cuanto a las avutardas comunes, a éstas las veía especialmente a finales de octubre y principios de noviembre en una plantación de colza, dejándolas de ver el día 26 de noviembre. Hasta el 7 de diciembre no volvía a ver a otra, solitaria, y al día siguiente, ésta se encontraba en un campo de colza diferente pero cercano al anterior. La avutarda solitaria fue prácticamente todas las tarde, fiel a su horario, a comer entre la colza.
Hasta que el día 25, para mi sorpresa, tal vez siendo un pequeño regalo de navidad, había un grupo más numeroso de avutardas, 16 ejemplares en total, en aquel terreno donde las vía en la temporada anterior, y otras 4 relativamente cercanas al terreno actual. Al final, por la tarde, ambos grupos se juntaron en el sitio de siempre. En días sucesivo no han faltado grupos más o menos numerosos en ambos terreno, llegando desde diferentes procedencias.
A lo largo de estos dos mese, el poder verlas a placer desde casa sin que ellas se sientan molestadas por la presencia humana, me ha permitido observar algunos patrones de comportamiento. Por ejemplo, veo que en general prefieren ir poco a poco hasta el campo de colza, bien caminando o bien aterrizando en parcelas adyacentes. El punto malo es que en ocasiones tienen que cruzar algún camino.
Además, pocas noches se quedan a dormir aquí, prefiriendo marcharse hacia el atardecer. Al principio venían o regresaban hacia sus zonas de campeo en el sur, pero parece que ahora (especialmente aquella avutarda solitaria), prefieren dirigirse hacia el norte. Esto se podría relacionar con los movimientos y concentraciones de las mismas que vengo observando desde hace unas temporadas por las inmediaciones del pueblo. Claramente, esto son observaciones, y nada científico.

Tal vez algunos pienses en tengo suerte al poder verlas. Es relativa, ya que se encuentran a casi 2 kilómetros de distancia. Los que tienen suerte son los vecinos de otro pueblo del espacio protegido, los cuales tienen un campo de colza frente a sus casas, viéndose a las avutardas a 200 metros más o menos. Pero a éstas os la mostraré en una de las siguientes entradas.

Así, llegamos al final de esta entrada y también de este año 2014, el cual espero que lo hayáis pasado lo mejor posible en todos los aspectos. Como aquí nos ocupa el tema de las aves vistas desde casa en particular, y de la naturaleza de la ZEPA nº 139 en general, puedo decir que este año ha sido bueno con las 60 especies observadas (más las 10 más comunes) desde mi ventana. Creo que no está nada mal para un hábitat pseudoestepárico como este. A modo de resumen:
  • Una pareja de búhos reales ululaba en una fría noche de enero, mientras que un gran bando de avefrías sobrevolaba el pueblo durante el día.
  • En febrero, casi 2.000 grullas comunes pasaban simultáneamente, hacia su cuarteles de cría en el norte de Europa.
  • El críalo europeo, a partir de marzo, fue protagonista por la presencia de una pareja acosada por las urracas.
  • Durante el mes de abril las especies estivales ya eran habituales, y se escuchaba al autillo por la noche.
  • En mayo la cosa fue algo peor, hasta el punto de que un pardillo común me emocionaba.
  • La situación no mejoraba en junio, y para mi desgracia los búhos chicos me daban plantón.
  • Pero en julio los búhos chicos aparecieron, y no sólo ellos, también el mochuelo europeo. Además, un alimoche juvenil pasaba volando.
  • Y en agosto apareció la última de las rapaces nocturnas, la lechuza común. El críalo europeo regresaba, la abubilla pasaba y los pitos reales se encontraban en el parque.
  • En septiembre, la migración post-nupcial se deja notar por aquí, especialmente con papamoscas cerrojillos y grises, y mosquiteros musicales.
  • Octubre trajo unas cuantas especies nuevas, como el gorrión chillón, el reyezuelo listado, el vencejo pálido y la lavandera cascadeña.
  • Ya en noviembre el paso de las grullas y las avutardas comunes en su campo amenizaban los días, e incluso un águila calzada se dejaba ver en este mes tan tardío.
  • Y en diciembre...ya os lo que contado.



Feliz Año 2015 a todos.
Que os traiga muchas alegrías...en forma de aves.





miércoles, 24 de diciembre de 2014

La ZEPA nº 139 en el programa Ruta 179 (Telemadrid).

Hace unos meses, en el programa de Telemadrid Ruta 179 vinieron a la zona sur de la ZEPA nº139, a los municipios de Daganzo de Arriba, Camarma de Esteruelas y Meco. Entre restaurantes de la zona, historia de estos pueblos y Semana Santa, hubo momentos en los que el campo fue protagonista: galgos, jóvenes pastores y ganaderos, agricultores y especialmente aves. De estos último, un guarda nos enseña a las avutardas (del minuto 3.35 al 8.00), mientras que un fotógrafo nos lleva a ver torcecuellos euroasiáticos a través de su hide (del minuto 18 al 22:30).

Os dejo un enlace para quien quiera ver el vídeo completo, o simplemente las parte del tema que aquí nos ocupa. Para ello, pinchad AQUÍ.




jueves, 18 de diciembre de 2014

Salidas camperas: mes de pocas salidas.

Como ya dije en la anterior entrada, durante el mes de noviembre estuve muy ocupado con asuntos personales y no pude salir mucho. Durante las primeras semanas de diciembre la situación solo ha cambiando ligeramente. Eso sí, me he permitido la licencia de salir un ratillo algún día, lo cual venía muy bien para "despejar la mente".



La primera salida que realicé fue durante el Puente de Todos los Santos, cuando vinieron unos amigos a pasar la mañana por aquí. A estas personas les encantan las grullas, y mi plan inicial era llevarles a ver el paso migratorio. Para mi desgracia, ya habían estado pasando en días anteriores y no tenía mucha esperanza de verlas. Por ello, preferí ir a la ribera del río Torote, junto a la ermita de la Virgen del Espino, lugar que no suele decepcionar. El día empezó con un buitre negro que había pasado la noche en los extensos campos de cereales. Justo al otro lado, y cerca de la ermita, nos encontrábamos con un grupo de avutardas, dándonos la bienvenida.
Tras ello, bajamos al bosque de ribera, donde es más fácil ver especies como el mosquitero común, herrerillo común, carbonero común, o pico picapinos. Además, pasan volando diferentes rapaces, especialmente aguiluchos laguneros occidentales, pero también milanos reales o cernícalo vulgar.
Estabas observando a estas aves cuando en la lejanía alzó el vuelo el buitre negro que habíamos visto anteriormente. Para nuestra sorpresas, lo seguía otro ejemplar. Éstos se estaban elevando en una corriente térmica cuando alguien daba la voz de alarma: el característico trompeteo de las grullas llegaba hasta nosotros. Un grupo, de unas 60 grullas, hacía las delicias de mis acompañantes.
La mañana se nos hizo realmente corta, pero fue muy agradecida por las observaciones logradas.

En la siguiente salida también tuve poco tiempo, aunque pude observar buitres leonados y negros, milanos reales y ratoneros comunes luchando contra el viento. También posaba muy agradecido un juvenil de tarabilla común. 

Tarabilla común.

En realidad iba a ver el terreno por el que tenían querencia las avutardas, en un momento en el que sabía que no estaban, Así, vi que este año habían cultivado colza, principal motivo de su presencia. Desde la lejanía, tras una pequeña arboleda, vi que se estaban aproximado a esa parcela poco a poco, por lo que mejor dejarlas tranquilas. Esa misma tarde, un grupo de más de 30 ejemplares, se encontraba por allí.

Avutardas en la lejanía.


En días posteriores, finalizada mi obligación a corto plazo, pude salir algo más al campo, observando a mi primer escribano palustre de la temporada, bandos más numerosos de avefrías y de avutardas,  revoloteando por los terrenos encontramos bisbitas pratenses, alondras comúnes y lavanderas blancas, algún que otro escribano montesino se encuentra en los matorrales y los milanos reales salen de su dormidero en las frías mañanas.

Avutardas.
Lavandera blanca.

Como dije también en la entrada anterior, el paso de las grullas se ha alargado mucho durante este paso migratorio. Incluso a principios de diciembre todavía veía este grupito, que a la postre ha sido el que mejor se ha dejado fotografíar. Casi siempre los veo en la distancia.


Grullas comunes.

Considero que conozco bien una parte importante de la ZEPA nº 139, aunque todavía me queda muchísimo por recorrer y por saber sobre sus hábitats y habitantes. De esta forma, he decidido salirme de vez en cuando de mis zonas habituales e ir explorando otras nuevas. Este mes me he decidido por un lugar situado entre dos carreteras rápidas, una autopista y una base aérea, así que como comprenderéis no me atraía mucho ni esperaba gran cosa de ella. Me equivocaba, ya que fue curioso ver a las avutardas junto a los polígonos industriales, a los grandes bandos de paseriformes situarse cerca de la autopista, y a rapaces como el milano real o los aguiluchos lagunero y pálido sobrevolar las carreteras rápidas, además de bandos de gaviotas sombrías dirigirse hacia Alcalá de Henares.



Realmente fue de mucho gusto esta salida, más tranquila de lo que pensaba teniendo en cuenta el lugar. Es cierto que se escuchaban sirenas procedentes de la autopista, a los cazas y a los helicópteros de la base aérea de vez en cuando. Sin ser el lugar más tranquilo ni aislado de toda la ZEPA, no me decepcionó ni mucho menos, y debo volver para seguir explorando.
Si supieran los habitantes de la zona metropolitana de Madrid lo que tienen tan cerca de sus casa...





jueves, 4 de diciembre de 2014

Avistamientos desde la ventana: estival ante la llegada de invernantes.

Durante este mes de noviembre he estado muy ocupado con asuntos personales, con muy poco tiempo para salir, pudiendo asomarme a mi preciada ventana únicamente durante los descansos que realizaba al medio día (o ante a algún reclamo sospechoso que me desconcentraba). Esto no debería preocuparme en demasía ya que tradicionalmente el mes de noviembre tiende a ser soso.

Buitre negro.

El pasado mes os hablaba de las avutardas que estaba viendo en una zona por la que mostraban querencia, llegando normalmente al medio día para pasar la tarde, hasta un máximo de 25 ejemplares. Ante mi curiosidad, a principios del mes no pude evitar acercarme hasta la zona, en un momento en el que ellas no estaban por allí. Así, veía que la principal causa de su presencia en ese campo era el cultivo de la colza, plantación por la que parecen mostrar preferencia como ya pude comprobar el invierno pasado. Es una pena que los cultivos de esta especie los suelan poner junto a caminos bastante transitados, de forma que los animales no están del todo tranquilos ya que llegan a utilizar los campos de los alrededores e incluso los caminos para llegar a dichos campos.
En cuanto al grupo de avutardas, su número fue aumentando hasta los 35 individuos simultáneamente en el terreno o en las inmediaciones, hasta que de un día a otro prácticamente desapareciendo. A partir de entonces, se veían ejemplares aislados. Posteriormente, en tres días consecutivos, hubo grupos algo más numerosos, de hasta 13 avutardas. Desde entonces, no las he vuelto a ver.
En fin, ya veremos si a lo largo del invierno y al inicio de la primavera vuelven a utilizar el lugar.

Evolución del número de avutardas.

A lo largo del mes, las otras grandes protagonistas han sido las grullas. Este año, a mi parecer el paso migratorio se ha prolongado mucho en el tiempo, desde el día 23 de octubre hasta al menos el 30 de noviembre (aunque me han mencionado que a principios de diciembre también ha habido paso por la zona). Aproximadamente la mitad de los días ha paso a algún grupo de grullas, generalmente lejanas a mi casa, pero en contadas ocasiones se han visto y escuchado sobrevolando el pueblo.
Mi experiencia es corta en lo que se refiere al paso post nupcial de esta especie, y como digo, me ha parecido bastante largo. Tal vez alguien me pueda decir que esto es lo normal.

Grullas comunes.
Grullas comunes.

Junto a ellas, o un poco antes, han ido llegando otras aves invernantes (en la península ibérica, en la ZEPA, o mismamente especies que se ven única o más frecuentemente desde mi casa).Es el caso de un macho de aguilucho pálido, gaviotas sombrías (primer año que las veo antes del mes de febrero), lavandera blanca y cascadeña (en esta ocasión posada), los milanos reales son mucho más abundante, estorninos pintos, y el parque recibe un buen contingente de pajarillos como curruca capirotada, petirrojo, herrerillo común, carboneros común y garrapinos, mosquitero común, e incluso he visto a un par de reyezuelos listados en dos ocasiones.

Mosquitero común.
Estornino.

Entre tanta invernante ha aparecido una especie un tanto rara por aquí en estos meses fríos, ni más ni menos que el águila calzada. Se dejó ver el 19 de noviembre, día en el que casi hacía calor tras unos días previos de lluvias. No sé si se habrá retrasado en su viaje hacia lugares más cálidos o habrá preferido pasar el invierno por aquí. Desde luego, si lo pasa por aquí, se asustará cuando llegué el frío de verdad.

Águila calzada.

Además, en noviembre me he medio apuntando una novedad. Digo medio porque me resulta un tanto dudosa. Se trata de un pájaro de tamaño medio y con las alas de tonalidad anaranjada en su parte inferior. Que yo sepa, existen dos especies con esta característica, la cogujada común y el zorzal común. Dado que me pareció de un tamaño menor que el del estornino, pienso que se trata más bien de la cogujada común, aunque como he dicho al principio, tengo dudas.

Otras especies observadas han sido las águilas imperial y real, los buitres negros y leonado, la cigüeña blanca (la pareja ya se ha instalado en su campanario), el colirrojo tizón, el cuervo, la grajilla, el pinzón vulgar y el ratonero común.
Dado que en general es una entrada bastante deficitaria en fotografías, os dejo algunas de las que he sacado tanto a buitres leonados como negros.

Buitre negro (izquierda) y leonado (derecha).




Así, he observado a lo largo de este mes un total de 28 especies (más las 7 comunes), además de tres corzos en la lejanía.
Ya van tres años desde que empecé con todo esto y voy estableciendo comparaciones en cuanto a número de especies y especies que se presentan unos años y otros no. Así, durante el mes de noviembre de 2012 alcancé a ver 15 diferente, en 2013 llegué a las 24, y en este mes de noviembre han sido 28 en total (sin contar en ningún caso a las 7 más comunes). Realmente, no sé si es que tengo mayor pericia para diferenciarlas, especialmente por sus cantos o reclamos, o se debe a que las especies se acostumbran más al medio urbano.




domingo, 2 de noviembre de 2014

Avistamientos desde la ventana y salidas camperas: ¿inicio del otoño?

Durante este mes de octubre la cantidad de aves ha sido considerable y además interesantes, tanto en el campo como desde mi hogar. Claramente no tengo fotografías de todas ellas o son menos que testimoniales, tal vez sea por mi preferencia actual por los prismáticos.

Ya son varios años paseando por diferentes caminos en los que antes o después se ven avutardas, las reinas del lugar. Y por mi propia experiencia, a finales de septiembre y principios de octubre tenemos la mejor época para verlas, ya que se sienten alto más cómodas ante la presencia humana (pero que nadie se piense que las podrá tocar y hacer tonterías con ellas, son los mismos animales asustadizos de siempre). Además, observo que a partir de mediados de octubre, se van volviendo más desconfiadas y tienen un radio de seguridad más amplio, especialmente a finales del invierno. Yo no tengo mucha idea de a qué puede ser debido, pero tal vez la actividad cinegética tenga algo que ver...


Avutardas, algunas acicalándose o tumbadas.

En cualquier caso, es en octubre la época que tengo que dedicar a encontrar aquellas zonas por las que tienen una mayor o menor querencia, de cara al invierno. Esto, como no puede ser de otra forma, está directamente relacionado con los campos de cultivo, si se encuentra en barbecho, en rastrojera o están recién cultivado, o bien son parcelas dedicadas a alguno de los cultivos indicados como medidas agroambientales (este año, al igual que el pasado, al menos han plantado colza).

Avutardas con las Cuatro Torres de fondo.

Como decía, paracen sentir preferencia por los terrenos recién cultivados, localizándolos rápidamente. Van a por los primeros brotes verdes y tiernos de finales de octubre. Desde luego, no son nada tontas y se lanzan a por ellos para llenar la panza (no se van a alimentar únicamente de aceiteras como hemos podido leer en algún artículo que ha sido publicado recientemente).
Uno de esos campos los veo desde mi casa, a una distancia considerable (2 kilómetros) y desde que las localicé el 22 de octubre (un grupo de 8 ejemplares y otras 2 separadas) su presencia ha sido constante (exceptuando el 23 de octubre).En días posteriores se veían en menor número, entre 3 y 5 individuos los cuales seguían una pauta marcada: llegar a eso del medio día e irse poco antes del anochecer, pasando toda la tarde por allí. Mi sorpresa fue comprobar que a una semana después, el día 29, ya había 14 ejemplares, y al día siguiente se veían 25 avutardas, repitiéndose el mismo comportamiento día a día. 
Y pensar que al principio pensaba que llegarían a ese campo porque estarían intranquilas en su zona habitual...

Tres avutardas, vistas en el terreno mencionado y desde el campo.

A estas avutardas las localicé ya a finales de septiembre gracias a los barridos que realizo en el horizonte por si algún bando de grullas se encuentra en migración. Parece que en la ZEPA nº139, aunque se pueden ver prácticamente en cualquier lugar, tienen preferencia por un pequeño cordal, el cual siguen. Sabiéndolo, de vez en cuando hay que mirar y al final, el día 23 de octubre, se presenta un primer grupo de 22 grullas en paso post-nupcial.
Varios después pasaría un bando por encima de mi pueblo, y al siguiente fue en el que mayor movimiento hubo. A día de hoy siguen pasando grupos de mayor o menor número, ojalá dure varios días más.

Grullas.

Tanto avutardas como grullas han sido protegonistas de este mes tanto en los avistamientos desde casa como en mis salidas camperas. Centrándonos en este momento en aquello visto desde mi hogar, ese mes de octubre ha sido en el que mayor número de especies me he podido apuntar con un total de 37 (contando las 8 más comunes que se ven esta época), y además se han presentado 4 novedades. Este es un mes de transición en el que todavía se ven algunas especies estivales a la vez que aparecen las primeras invernantes. Por ejemplo, a principios del mes todavía aparece, en la lejanía, un milano negro un tanto tardío. A su vez, llegan los estorninos pintos, las lavanderas blancas, los ánades reales son más frecuentes, las avefrías, los cormoranes grandes, y justo a finales de octubre se ven los primeros petirrojos. E incluso pasaron dos de las novedades, el reyezuelo listado y la lavandera cascadeña.

Petirrojo.

Cormoranes grandes.

Con los últimos aviones comunes de la temporada tuve la oportunidad de ver a otra de esas novedades. Por su fenología y conformación, ya que era un día de niebla y poco se veía, diría que se trataba de un vencejo pálido, de los últimos en migrar. Recordemos que los vencejos comunes tiende a desaparecer de nuestros cielos en los primeros días de septiembre, mientras que los vencejos pálidos llegan antes a la Península Ibérica, pero también abandonan nuestras tierras más tardíamente.
La última novedad desde casa ha sido un gorrión chillón que se posaba durante unos instante en una antena cercana, a cantar o al menos a intentarlo.

Gorrión chillón.

Otras aves que merecen ser nombradas y que he visto este mes han sido el verdecillos (ahora no es tan común como en primavera), el pito real que ha regresado en varias ocasiones, el herrerillo común, grajillas. Además, por sus constancia, el carbonero común, el colirrojo tizón, el mosquitero común y la curruca capirotada me han amenizado algunos momentos con su presencia.

Carbonero común.
Colirrojo real.
Mosquitero común.

Aunque sin salir de casa ya haya tenido una buena representación de la avifauna más característica de esta época, siempre apetece salir un rato a alguno de los caminos que recorren la ZEPA nº 139. La climatología ha sido un tanto rara en octubre, con una semana de muchas lluvias las cuales vaticinaban un otoño frío y lluvioso. Esta semana ha sido seguida de varias semanas con días soleados y temperaturas veraniegas. Y aunque hayamos estado de verano, la naturaleza sigue su curso y las aves no se dejan engañar.


Manzano asilvestrado.

Aguiluchos pálidos, gavilanes y especialmente milanos reales se dejan ver por el entorno más fácilmente, alguna avefría solitaria sobrevuela los campos de cultivo, las lavanderas blancas siguen los tractores que van a a arar los campos para aprovecharse de los insectos que se ven obligados a salir de tierra, los alcaudones reales vigilan desde lo algo de alguna encina o poste, y los bisbitas pratenses y aláudidos son cada vez más numerosos.

Milano real adulto.
Lavandera blanca.
Bisbita pratense.

El más común de los aláudidos es la cogujada común, durante todo el año. Pero en otoño son todavía más visibles ya que forman pequeños grupos (imagino que familiares). A lo largo de esta estación y durante el invierno se irán sumando las alondras comunes, y de cuando en cuando se dejarán ver las calandrias.

Cogujada común.

De esta familia de paseriformes me he conseguido quitar una espinita que tenía clavada desde hace tiempo: dar con mi primera totovía en el entorno protegido. A esta especie la he ido a buscar en alguna ocasión a ambientes que consideraba buenos para ella. Volví a uno de esos lugares, en el cual, mientras observaba a una hembra de corzo con su cría, escuchaba el canto desconocido de un pajarillo. Se posó en un cable y al verlo y fotografiarlo vi que era mi esperada totovía. Eran varios ejemplares que iban y venían entre retamas, matorral y cables.

Totovía.

Para el final dejo un breve momento de disfrute. Las protagonistas fueron dos águilas, de las grandotas, una juvenil de águila real y un águila imperial ibérica adulta. Estaban volando ambas juntas en círculos, hasta que hubo un momento que el águila imperial se empezó a mostrar molesta con la presencia de la otra contrincante, empezando a vociferar. Finalmente, con increíble agilidad para su tamaño, se terminaría lanzando en un par de ocasiones contra el águila real. Esta última, también con mucha habilidad conseguía darse la vuelta en el aire para presentarle sus temibles garras a su adversario. El águila real, ante el acoso que sufría huiría mejor el lugar, para buscar otro en el que volar con más tranquilidad.

Águila real juvenil (arriba) y águila imperial ibérica (abajo)



 En fin, despido un buen mes de octubre. Espero que este mes de octubre sea más variado todavía, y especialmente que consiga material para mostraros aquí con mayor asiduidad. Espero que en breve tenga la entrada relativa a la segunda etapa de la Cañada Real Galiana.


 



lunes, 13 de octubre de 2014

Por uno de los espacios singulares dentro de la ZEPA 139, de Alfredo Doncel.

Dentro de la ZEPA nº 139 contamos con uno de los dedos que deja la Raña de Puebla de Beleña, uno de los pocos que se adentra en la Comunidad de Madrid, lo cual otrorga un paisaje, flora y fauna asociadas diferentes a otros lugares de la ZEPA nº 139 en particular.
A este lugar vino el compañero Alfredo Doncel, responsable del blog "Naturaleza en Santorcaz y otras tierras...", pudiendo observar rapaces de mediano y gran tamaño, y las siempre buscadas avutardas. Para saber más, mejor pinchad AQUÍ.

miércoles, 1 de octubre de 2014

Avistamientos desde la ventana y salidas comperas: migración post-nupcial.

En estas últimas semanas mis salidas al campo se han caracterizada especialmente por la búsqueda y el consiguiente avistamiento de especies que únicamente se observan por aquí durante los pasos migratorios, o cuyo número de ejemplares aumenta considerablemente. Asimismo, un buen indicador que tengo de cómo se va desarrollando el paso migratorio post-nupcial es echar un vistazo desde cualquiera de las ventanas de mi casa para ver las posibles especies que hay.
De hecho, fue hace dos años cuando empecé a realizar listas de las especies vistas desde casa, y todo porque estaba muy animado con las especies vistas durante el paso migratorio en el mes de septiembre. Entonces me apuntaba un total de 29 especies incluyendo a algunas tan llamativas como el colirrojo real, el águila imperial ibérica, el buitre negro y, especialmente, la cigüeña negra. Desde entonces ya van 75 especies avistadas y una más escuchada, con algunas que pasan por aquí prácticamente a diario como el buitre negro, otras que se consiguen ver mensualmente como el águila real, otras habituales en diferentes épocas del año como el verdecillo en verano y  la lavandera blanca en invierno, otras raras como el alcaraván, e incluso muchas que sólo he tenido la oportunidad de apuntarme en una única ocasión como son el ánsar común, el torcecuello euroasiático, el abejero europeo, el búho real, la lechuza común, la curruca cabecinegra o la golondrina dáurica.

Retomando el tema principal de esta entrada, abarcaré el periodo comprendido entre el 15 de agosto al 30 de septiembre, mezclando un poco tanto los avistamientos desde casa como mis salidas al campo, ya que en esta ocasión han estado muy relacionadas.
Así, desde casa veía cómo los abejarucos europeos iban siendo más frecuentes durante esas dos últimas semanas de agosto, hasta ver el último bando de 19 individuos el 6 de septiembre. Hasta el año que viene, se les esperará con impaciencia.

Abejarucos europeos.

Además, un tempranero mosquitero musical se detenía en los tarajes del parque para reponer fuerzas y así poder continuar su viaje.

Mosquitero musical.

Así, pese a fechas tan tempranas decidí hacer una excursión llena de almendros silvestres o asilvestrados, para coger alguna almendra y por si veía algún pájaro en paso migratorio.
Pero lo dicho, las fechas todavía no eran las buenas para verlos y encima, todas las almendros eran de esa variedad que da la almendra amarga. Sin embargo, no todo fue malo y poder ver avutardas, un pequeño grupo de gangas ortegas, un posible mochuelo, y especialmente mi primera lavandera boyera dentro de la ZEPA nº 139 hizo que mereciera esa salida.
En esa misma salida también vi un gran número de abubillas, especie que sin llegar a ser rara tampoco es nada habitual. Desconozco si sería una o varias familias que hayan criado por allí o ejemplares que se empezaran a mover hacia el sur. Sea como sea, estaban por allí y encima a los pocos días veía otro ejemplar de abubilla desde mi propia ventana, siendo esta la última novedad que me apunto, siendo la especie número 75 vista desde casa.

El final de agosto llegaba, y desde mi vivienda conseguía observar a las últimas águilas calzadas, una hembra de aguilucho cenizo, al carbonero común (que se ha convertido en habitual durante septiembre), más mosquitero musicales y el primer papamoscas cerrojillo.

Papamoscas cerrojillo.

Y con esta especie de paseriforme en migración decido hacer otra salida a una zona diferente con aulagas, retamas y encinas, especialmente por las posibles currucas que hubiera. Pero ni una curruca en ese día pese a que por allí ya haya visto diferentes especies del género, eso sí, me pude comer algunas almendras dulces. En cuanto a aves, desde el principio se veían papamoscas cerrojillos y mosquiteros musicales.

Papamoscas cerrojillo.

Lo más interesante no tardaría en llegar, desde el cielo. La primera especie sería un ejemplar de águila real a no mucha altura. La situación fue mejorando con la llegada de gran número de buitres leonados con algún que otro buitre negro que se pusieron a ciclear a gran altura.
Junto a ellos vi dos rapaces de menor tamaño y bastante pálidas que me hicieron pensar en alimoche al principio, luego en culebrera europeo. Al final ni una ni la otra, era una pareja de abejeros europeo ni más ni menos.

Águila real.
Buitres leonados y abejeros europeos.
Buitre leonado y abejero europeo.

Estaba en estas cuando llegó la última gran rapaz que se puede ver por la zona, una juvenil de águila imperial ibérica que también se puso a ciclear junto a los buitres. En fin, fue un gran momento al ver a las cuatro grandes rapaces volando prácticamente juntas, momento aderezado con un poco de abejero europeo, de milano real y de gran cantidad de abejarucos.

Juvenil de águila imperial ibérica.
Juvenil de águila imperial, buitres negro y leonado.

Con esto llegamos a septiembre, ya sí que sí, paso migratorio post-nupcial de la mayoría de las especies. En este mes también dejamos de ver a las especies estivales como los abejarucos, águilas calzadas o culebreras europeas, para ver a las primeras invernates como lavanderas blancas o estorninos pintos.
En este mes de septiembre, desde casa, han sobresalido algunas especies como el azor (a esta la llego a ver una vez al año y gracias), el mochuelo europeo al cual conseguí ver en vuelo por la noche debido a que escuché su peculiar llamada de alerta, los cuervos vuelven a ser más abundantes tras unos meses desaparecidos, historia que comparte con el colirrojo tizón, y el pito real se escucha más que se ve pero en una ocasión lo conseguí pillar.

Cuervo.
Colirrojo tizón.
Pito real.

Pero sin duda, el momento cumbre fue cuando vi llegar un bando de 27 ejemplares de aves grande volando a poca altura, nada común por aquí. Mis rápidos pensamientos en el momento fueron: "avutardas, pero no suelen volar así", "grullas, pero es muy temprano todavía", "hace dos años justamente vi un bando con muchas cigüeñas negras, seguro que son ellas". Ni lo uno, ni lo otro ni lo siguiente, sólo tuve que esperar un momento para que todo se viniera abajo ya que vi que eran cigüeñas blancas. Bueno, hay que ser juntos con ellas y realmente fue un gran momento.

Cigüeñas blancas.

Momento que sería superado tan sólo cinco días después, el 24 de septiembre. Me encontraba observan a unos cuantos buitres negros y leonados que estaban sobrevolando el pueblo, cuando vi cinco puntos negros a lo lejos. Rápidamente pillé la cámara e hice las fotografías que pude y como pude. En esta ocasión, y pese a la lejanía, si pude ver que eran cinco cigüeñas negras.

Cigüeñas negras.

Y para terminar con lo visto desde casa, mencionar que los mosquiteros musicales y papamoscas cerrojillos fueron frecuente, y en una ocasión estuvieron acompañados por los papamoscas grises.

Mosquitero musical.
Papamoscas cerrojillo.

Pese a las aves en migración observadas desde casa, notaba que me faltaban unas cuentas. Así, hice un par de salidas para contrarrestarlo.
En la primera empecé un poco flojo, con algunos carboneros comunes, herrerillos comunes, agateador común y pito real. 

Herrerillo común.

Según pasaba la tarde la situación iba mejorando, con gran cantidad de tarabillas norteñas en la pose habitual de estas especies o posadas sobre cardos secos. Posteriormente un par de zorzales comunes me sorprendían desde el suelo, y escuchaba el matraqueo de una familia de currucas cabecinegras.

Tarabilla norteña.
Tarabilla norteña.

Por allí mismo andaban el papamoscas cerrojillo, lo cuales se perseguían entre sí, un tranquilo colirrojo real, papamoscas grises, en un terreno adyacente una familia de perdices rojas y algún que otro verderón común.

Colirrojo real.

Me quedaba una última especie, para lo cual me dirigí a unas zarzamoras donde hacía un par de años la vi. Se trata de la curruca zarcera, especie de la que vi tres ejemplares, inquietos todos ellos buscando algo que llevarse al estómago. Además, al volver a casa, en una zona diferente, veía a otro pajarillo que en ese momento me pareció una curruca mosquitera, aunque realmente estoy con dudas.

Curruca zarcera.

En la segunda salida fue a buscar al a última de las especies habituales, la collaba gris, la cual era fácil de ver en los terrenos labrados. Además, estaba acompañada por las tarabillas norteñas y los papamoscas cerrojillos. Aproveché esa misma salida para ver la situación actual de una de mis zonas habituales de paseo durante el invierno, la cual todavía está un poco sosa: tan solo unas pocas avutardas, algún cernícalo vulgar y aguilucho lagunero occidental (una hembra) y una corza a lo lejos.

Cernícalo vulgar.

Finalizo la entrada una una que nunca puede faltar, subida como casi siempre en la chimenea, la tórtola turca.

Tórtola turca.