domingo, 31 de marzo de 2013

Avistamientos desde la ventana: marzo, un mes de cambios.

Debido a las lluvias casi constantes durante las últimas semanas no esperaba que el número de especies avistadas fuera muy alto, aun sabiendo que tendrían que pasar o llegar algunas de las aves migratorias. Sin embargo, este ha sido el mejor mes desde que hago listas de las especies que observo desde mi casa, con un total de 37 especies de aves (10 de ellas muy comunes) y 1 mamífero (los corzos que ya mencioné en la anterior entrada). En cambio, a la hora de conseguir fotografías aceptables no he tenido tanta suerte, por lo que pido disculpas.

Cigüeña blanca.
 
Las aves migratorias que antes aparecieron, ya por febrero, fueron los pequeños y rápidos aviones comunes, esos pajarillos que junto a las golondrinas comunes y vencejos comunes dan una gran vida a los cielos de nuestros pueblos durante los meses más cálidos. Pero el número de aviones comunes por entonces era muy bajo, siendo este mes cuando se empiezan a ver de forma constante. Además, también en marzo han llegado las golondrinas comunes y el primer vencejo común de la temporada lo vi el día 30. Dentro de muy poco los contaremos por decenas o centenares.

Otras aves que llegan para quedarse son los milanos negros. Observé una pequeña avanzadilla en febrero, pero no ha sido hasta este mes cuando más se nota su presencia, casi siempre en pequeños grupos o solitarios. Tal vez estos se haya decidido quedar por aquí cerca.
Menos común por aquí que el milano negro y también estival es el águila calzada. La primera cita personal en este año en la ZEPA ha sido por suerte el último día de este mes. Un individuo de fase clara volando a gran altura. Espero que no sea la única que consiga ver, y que las próximas sean a menor altura.

En cambio, los milanos reales se nos están yendo. De verlos casi todos los días a cualquier hora del día a echarlos de menos en muchas ocasiones. Ya nos los veo dirigiéndose hacia su dormidero, de vez en cuando alguno sobre los campos y más raramente sobre el pueblo. En fin, se esperará su llegada en septiembre, aunque con esta preciosa rapaz nunca se sabe, tal vez la vea antes.

Milano real.

 En cuanto a las aves que sólo veo durante los pasos migratorios, las grullas son las más fáciles de ver, aunque nunca se pierde la esperanza de que vuelva a aparecer un bando de ánsares comunes o cigüeñas negras. Tras observar a un total de 1035 grullas desde la ventana en el paso prenupcial de este año pensaba que ya no pasarían más. Pero me equivocaba. En marzo también se dejaron ver algunos grupos, de los cuales siempre pensaba que sería el último de la temporada: 104 un día, 3 solitarias otro día, 23 a la semana siguiente, y finalmente 6 el día 29 de marzo.

Grullas.
 
En cuanto a los pajarillos, también se observan pequeños cambios. El petirrojo o la lavandera blanca, a los cuales los veía casi todas las mañanas durante el invierno he dejado de verlos desde la segunda quincena de marzo. En cambio, los pinzones y sobre todos los verdecillos con su rápido y característico canto son cada vez más frecuentes.

Verdecillo.
  
Entre las aves que ni se marchas ni vienen se encuentran los buitres leonado y negro, el ratonero común, el cernícalo vulgar, y tras mucho tiempo sin observar a esta especie desde casa, un aguilucho lagunero hembra. Además, gozaba con la presencia del águila imperial ibérica o del águila real.

Buitre leonado.
Buitre negro.

Y no me puedo olvidar de las cigüeñas blancas que crían en el campanario de la iglesia. Ya se encuentran incubando, a ver cuántas pequeñas cigüeñas nacen este año y cuántas llegan a volar.
Cigüeñas blancas muchas veces acosadas por sus parientes que iban en busca de nido donde asentarse. Por suerte, permanecieron unidas y aquí las tenemos.

Cigüeñas blancas.

Otras aves observadas durante este mes han sido ánade real, avefría, colirrojo tizón, cuervo, gaviota sombría (en las dos últimas semanas no las he vuelto a ver), grajilla, herrerillo común y mosquitero común.

Para terminar con esta entrada mencionar que este mes se suman el cernícalo primilla (otra estival) y el aguilucho pálido (un macho), a la lista de avistamientos desde la ventana, siendo 57 las especies observadas en total.



 


lunes, 25 de marzo de 2013

Milano real.

Nombre común: Milano real.
Nombre científico: Milvus milvus.
Estatus en la ZEPA nº 139: Invernante con algunos estivales no reproductores.


El milano real (Milvus milvus) es posiblemente la rapaz más abundante, y por lo tanto más fácil de observar, en la ZEPA nº 139 durante el invierno. Sin embargo, la relativa abundancia de éstos en este espacio protegido, en determinadas zonas de la Comunidad de Madrid y en algunas provincias puede resultar engañosa, ya que esta preciosa ave está catalogada como "En peligro" en el Libro Rojo de las aves de España, y como "Vulnerable" en el Catálogo regional de especies amenazadas de fauna y flora.



En los últimos censos nacionales realizados, en los años 1994 y 2004, se ha visto una disminución muy importante tanto en la población reproductora como en la población invernante para el conjunto de España. Esta tendencia negativa también la sigue la población reproductora de la Comunidad de Madrid, no así la población invernante, la cual parece que se mantiene (aunque con cambios en la distribución).

 
Dentro de la ZEPA nº 139 la población invernante se ha mantenido en unos 100 ejemplares (datos del 2004), siendo reconocido en la bibliografía el núcleo de Valdeolmos-Alalpardo y Algete. Como reproductor, no existe ninguna cita para esta zona. Así, este núcleo es uno de los más importantes para el milano real en la Comunidad de Madrid durante la invernada.


Esto es debido a su preferencia por las zonas abiertas como pastizales o cultivos cerealistas salpicados por pequeñas arboledas durante el invierno; y como lugares de reproducción bosques abiertos en el piedemonte y media montaña con áreas abiertas cercanas.
Durante el invierno, las arboledas (generalmente de álamos en la ZEPA nº 139) son utilizadas por grandes bandos de milanos negros como dormideros. Aunque también es posible encontrar parejas y pequeños grupos de 5 ó 6 individuos en árboles aislados o pequeñas agrupaciones de éstos.



En las áreas abiertas se suele ver al milano real realizando sus elegantes planeos, recorriendo amplias zonas en busca de alimento. Planeos a baja altura, con sus largas alas acodadas e inclinadas, su cola también larga y ahorquillada, y los rápidos giros que realiza gracias a los movimientos de su cola y alas. Sin embargo, cuando vuelan hacia sus dormideros, uno detrás de otro de forma casi constante, los aleteos que dan son profundos y bastante lentos.


En la identificación de esta especie la única posibilidad de confusión que podemos tener es con el milano negro (Milvus migrans). El tono pardo-rojizo en general, las grandes manchas blancas de sus alas, la cola más ahorquillada y las alas más estrechas y largas permiten diferenciar al milano real del milano negro, en contraposición con el tono marrón-grisáceo, las manchas alares menos contrastadas, una cola menos escotada y a veces casi recta del milano negro.
Además, es importante tener en cuenta que el milano negro es únicamente estival (aunque existen citas de milano negro durante el invierno en la ZEPA nº139).


Durante el invierno se pueden observar tanto individuos adultos como jóvenes, recorriendo incansablemente los campos de cereales en busca de sus pequeñas presas o de carroña (su gran problema como veremos más adelante). Los milanos jóvenes son más claros que los adultos debido a las listas centrales de color ocre en las plumas coberteras de pecho y vientre. Además, las supracoberteras alares forman una banda más ancha y pálida que la que se forma en los adultos. Por último, una fina línea blanca en las supracoberteras y dos estrechas y pálidas en la infracoberteras alares también permiten diferenciar a los juveniles de los adultos.

Individuos adultos.
Individuo juvenil.
Parte dorsal.
 
Estas características me han resultado especialmente útiles para conocer a aquellos milanos reales que he observado a finales de primavera o principios del verano. Presumo que serán milanos jóvenes que no han migrado a sus zonas de nacimiento en Francia o Alemania.
 
Milano real juvenil avistado en junio de 2012.

En cuanto a su alimentación, se considera que es una rapaz bastante oportunista. Se alimenta de pequeños mamíferos y algunas aves, pero sobre todo se aprovechan de la carroña y de los desperdicios, por lo que no es raro observarlos en los basureros y muladares.
Esta dieta los hace muy sensibles al envenenamiento, práctica no selectiva, ilegal y muy arraigada en determinadas zonas de España para el "control" de depredadores en los cotos de caza. Además, se ven afectados de forma indirecta al consumir pequeños roedores envenenados por los productos fitosanitarios utilizados por los agricultores (los cuales se van acumulando en el organismo). Además del envenamiento, hay otras por las que la población de milano real está disminuyendo tanto en los últimos años, como la muerte de mucho de ellos debido a los disparos (que por otra parte no tiene ninguna justificación, ya que los milanos reales y los cazadores no compiten realmente por las especies cinegéticas).


Aunque esta rapaz no sea tan emblemática como el águila imperial ibérica, el quebrantahuesos o el buitre negro, creo que necesita nuestra protección antes de que sea demasiado tarde. Espero que la administración no espere a actuar cuando sólo queden un puñado de parejas como ha pasado con las especies anteriormente mencionadas. Además, nuestra responsabilidad es aún mayor al acoger gran parte de la población de milanos reales de Europa durante el invierno.


En fin, cada vez son menos abundantes por estas fechas, han iniciado su viaje hacia el resto de Europa. Con este último milano real esperaremos el regreso de los europeos hacia el mes de septiembre.




(Recomendable pinchar sobre las fotos para ampliarlas).




martes, 19 de marzo de 2013

Entre buitres.

Hace aproximadamente un mes tuve una de mis majores experiencias en la ZEPA nº 139. Me preparé una ruta lineal de varios kilómetros que pasaba por los municipios de Algete, Cobeña, Daganzo de Arriba y Alalpardo. Mi intención era buscar nuevos territorios de avutardas, aunque en realidad no vi ninguna por allí.
Además, tras los muchos kilómetros recorridos las observaciones no fueron ni numerosas ni realmente buenas: una hembra de aguilucho pálido, un macho de gavilán, varios milanos reales, muchas avefrías y gaviotas sombrías, además de un par de cuervos y mis primeros escribanos montesinos en la ZEPA fueron lo más reseñable hasta el momento.

Como no quería volverme a casa con tan pocos avistamientos decicí subir a lo alto de un cordal, ya que con unos buenos prismáticos se puede observar lo que se mueve por los campos de cereales.
Mi sorpresa fue mayúscula cuando a uno de los lados del camino me fijé en un par de cabezas. Se trataba de dos buitres leonados, y lo mejor de todo es que un poco más alante había otra más oscura, era la del buitre negro.




Estan demasiado cerca, así que tenía que avanzar por el camino con gran cuidado para no espantarlos (incluso medio agachado para que no me vieran, aunque seguramente sí me escucharan). Aunque ya sabían que estaban allí, siempre atentos ante mis pasos, conseguí alejarme un poco de ellos.
Un grupo de encinas y retamas al lado del campo de cultivo donde se encontraban me permitiría esconderme durante unos minutos.



Sin embargo, lejos de asustarse continuaron por allí. Y lo mejor de todo es que seguían llegando más ejemplares de las dos especies. Y eso está claro, atráe a otras rapaces como los milanos reales o los ratoneros, e incluso algún cuervo, pero en este caso no había carroña que comer.



Y repentinamente escucho un movimiento a escasos metros de mí, entre la maleza. Son otros tres leonados posados. Miro un poco mejor por todo el campo y me doy cuenta de que en la pendiente hay muchos más buitres


Buitres leonados por un lado, buitres negros a poca distancia, más ejemplares llegando a la zona para posarse, otros andando de un lugar a otro, pero siempre tranquilos.





Me quedo un par de minutos más, aprovechando esta oportunidad única, para conseguir fotografías de la mejor calidad posible.






Tras ello me marcho del lugar, no quiero ser un problema para ellos. Por suerte, tal como estaban se quedaron en este cerro, e incluso iban llegando más.

 



En fin, cuando los perdí de vista había unos 17 buitres leonados y 5 buitres negros, aunque había bastantes más sobrevolando la zona, seguramente también para posarse por allí.


lunes, 11 de marzo de 2013

Escribano palustre.

Nombre común: escribano palustre.
Nombre científico: Emberiza schoeniclus schoeniclus.
Estatus en la ZEPA nº 139: Invernante.




El escribano palustre (Emberiza schoeniclus) es, junto a las avefrías europeas y los milanos reales, una de las especies de aves que más y mejor animan nuestro campos durante los meses invernales, con sus movimientos y trinos. De estas tres especies, únicamente el escribano palustre es estrictamente invernante en la ZEPA nº 139, ya que se puede observar tanto a la avefría como el milano real en los meses más cálidos.



En España se diferencian dos poblaciones de escribanos palustres: las subespecies E. s. witherby y E. s. lusitanica son residentes y están catalogadas como "en peligro", mientras que E. s. schoeniclus es invernante y catalogada como "vulnerable". Es decir, tanto las que residen en la península como las que vienen a pasar el invierno por aquí están más o menos amenazadas y además en los últimos años el número de ejemplares a disminuido en ambos casos.

Dándose un baño en un charco de lluvia.
Una de las principales causas asociadas con la disminución de su población residente e invernante es la pérdida de hábitat (junto a la intensificación de los campos de cultivo). Su hábitat preferido se compone de junqueras, carrizales, eneares y formaciones similares, normalmente junto al agua. Sin embargo, durante el invierno ocupan también otros lugares, normalmente junto a campos de cultivo con eriales y linderos formados por las "malas hierbas".
Con esta preferencia para el hábitat era complicado imaginar su presencia en un medio de secano. Y aunque no se encuentre homogéneamente distribuido por la ZEPA nº 139, sí he podido ver ejemplares invernantes (E. s. schoeniclus) en varios puntos, no siempre asociados al agua. Estos lugares se encuentra en el límite entre Valdetorres del Jarama y Talamanca del Jarama (únicamente dos individuos junto a un arroyo) y otro núcleo más grande, de unos 20 ó 25 escribanos palustres en el centro del espacio protegido. Con esto quiero decir que no lo esperemos encontrar en cualquier lugar durante el invierno (y mucho menos durante el verano).



El grupo más numeroso de ellos se sitúa en una zona determinada donde crecen juncos y cañas, perfectos para poder descansar y esconderse de los depredadores. Eso sí, aunque se acumule el agua de las lluvias formando pequeños charcos, por lo demás es completamente seco. 

9 escribanos palustres juntos.
Lugar de preferencia para los escribanos paluestres durante el invierno.


El primer contacto que tuve con ellos fue a mediados de noviembre del 2012, la primera vez que iba por ese camino atraído por el posible avistamiento de un aguilucho lagunero occidental. Mi sorpresa fue ver a unos pajarillos, parecidos a unos gorriones a simple vista, pero de comportamiento diferente. Posiblemente llevaran aquí desde octubre.
Lo normal es que salgan del suelo, donde se encuentran comiendo las semillas de las plantas arvenses (malas hierbas), asustados al escuchar nuestros pasos. Ya en vuelo, seguramente lo que más nos llame la atención es el tono parduzco con cabeza oscura y rectrices externas blancas.
 
Pero no tardarán en posarse entre los juncos o entre las cañas. Cuando están escondidos lo más normal es ver un barbero oscuro, las auriculares también oscuras y un collar más claro.

Escribano palustre escondido.
Escribano palustre macho, ya se aprecia el collar blanco.

Por suerte, no tardan mucho en confiarse y salir a la luz. Es entonces cuando podremos observar mejor su bonito dibujo, contrastando el dorso pardo con bandas negras, y el vientre blanco estriado con líneas oscuras. En invierno, el macho presenta un barbero, zona auricular y píleo de un tono más claro que en invierno, destacando también una línea malar más o menos evidente. La hembra y los jóvenes son más discretos en cualquier caso.

Dorso de escribano palustre.
Parte ventral de escribano palustre.

Un pequeño truquillo para no confundir al escribano palustre con otras aves similares es fijarse en su pico de color gris, y sobre todo el collar ancho que se puede observar con cualquier plumaje y que contrasta mucho.



Aunque por aquí lo normal es verlos en plumaje invernal, ya hacia finales de enero y principios de febrero, el macho empieza a mostrarnos su plumaje nupcial, en el cual las partes oscuras de la cabeza se oscurecen, siendo prácticamente negras. Además, el barbero es mucho más evidente y el collar adquiere un color completamente blanco.

Casi con el plumaje nupcial.

Es una pena que cuando más bonitos están decidan marcharse a sus lugares de cía, en los países de Europa Central, e incluso más al norte y al este. Al menos, espremos que año a años sigan volviendo, pero para ello debemos respetarlos.




(Recomendable pinchar sobre las fotos para ampliar)